El
proceso de transición política en España puede dividirse en varias etapas: la
primera que fue ejecutada por políticos dignos de ese nombre curtidos en la
oposición al régimen franquista que comprendieron que tenían que ser flexibles
y llegar a acuerdos. La segunda, ejecutada por políticos de medio pelo que contemporizaban
con todas las tendencias políticas y comenzó tímidamente el café para todos y
la fiebre de las transferencias. La tercera etapa la del café para todos que
llevó al país a las condiciones que propiciaron la ruina económica de la
sociedad civil y transformar al Estado en un Estado pelele.
Así,
podemos decir que la transición en la primera etapa fue ejemplar y modelo
de transición de una dictadura a una democracia. La segunda etapa y la tercera
fue un verdadero disparate que preparó la situación actual. Desde esta
perspectiva y en estas dos últimas etapas fue un engaño a la sociedad civil
porque en realidad fue un proceso de refeudalización del Estado, representó una
vuelta atrás de 500 años, que los políticos lo han vendido como un éxito
(para ellos) pero para el país representa un sistema de imposible financiación
que provoca la acumulación de una deuda de más de un billón de Euros.
Y tuvo
dos ganadores el poder Político, derechas, izquierdas y nacionalistas y sobre
todo los señores feudales autonómicos, virreyes de los señoríos feudales de su
propiedad.
Habéis
condenado a la sociedad civil a pagar un experimento descentralizador que es un
perfecto fracaso que desemboca en un estado mastodóntico, (sobra dos millones
de trabajadores de las administraciones autonómicas y central), de imposible financiación
y una desorganización territorial que recuerda al feudalismo.
Esta
situación ha provocado una reacción de la sociedad civil: de hartazgo de una
clase política derrochadora, impresentable, poco lúcida, especialista en
apretar botones y sin sentido de Estado. Esta clase política se ha
transformado en un problema para la sociedad.
Han
condenado a la sociedad civil a la ruina económica y a un sufrimiento atroz
traducido en 6 millones de parados con un sistema educativo catalogado por Boloña
como un perfecto fracaso.
Todos
estas manifestaciones son los indicadores del final de ciclo de una clase
política y al mismo tiempo el nacimiento de un nuevo actor, un nuevo poder, el
Poder Civil con un programa que exponemos en el sitio web del partido.
Ahora,
tenemos que iniciar un nuevo proceso de reforma de la Constitución. respetaremos, aunque no nos guste el tema de las Comunidades Autónomas. Han conseguido crear un sistema totalmente asimétrico donde a la sociedad civil se le castigó brutalmente para que pagara los gastos
astronómicos de unos señores feudales derrochadores a manos llenas y unos
experimentos descentralizadores inaceptables.
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